La India y El Peine...

Mi abuela era una mujer llena de anéctodas impresionantes, de esas que te dejaban dudando sobre lo que podía ser y lo que se podía inventar.
Una de esas anécdotas, que siempre me dejó intrigada, se refiere a nuestra descendencia directa.
Aquí les narraré la historia:

Contaba mi abuela que en la época en que su papá era joven la gente se transportaba a caballo, carreta y mulas de un paraje a otro. No todos tenían electricidad y las jornadas eran extremadamente largas.
Viajar de Restauración, municipio de Loma de Cabrera, a Santiago ( por ejemplo) se tomaba dos días, "en bestia", como ella llamaba a los equinos.
Dice que una tarde, bajando por el río, de regreso a su casa, el joven papá de mi abuela se detuvo un rato, a orillas del río, para bañarse y darle de beber al animal.
Estando refrescándose en las aguas frescas, de repente, y del fondo de una poza, salió una mujer, completamente desnuda, de piel canela y con un larguísimo pelo color azabache, que tapaba su desnudez.
El joven, al ver esto, se sorprendió, acaso por la belleza de aquella india, mas que por la abrupta, e inexplicable, aparición de la hermosa mujer.
Él la miró, inquisitivo, mientras ella se le acercó caminando entre las aguas; ella le sonrió y, de entre su tupido cabello, sacó un rústico peine labrado en oro. El bisabuelo miró el peine y calculó que debía ser muy costoso.
Ella se le acercó aún mas, intuyendo los pensamientos del hombre; cuando estuvo frente a él le extendió el peine y le preguntó : ---" ¿Qué prefieres, al peine o a mi?" , sin dudarlo un segundo le contestó: ---" ¡A ti!
Ella sonrió y, acto seguido, él ensilló el caballo, lo preparó, subió al lomo a la mujer y se la llevó a vivir con él.
Cuenta mi abuela que, siempre que iban al río, a lavar la ropa, ella le decía a él : ---"Espérame aquí un rato" , se adentraba al río y se perdía en la poza por largo tiempo; cuando salía traía coconetes, casabe , harina y muchos comestibles, todo seco, que consumían frecuentemente en el hogar de mi abuela.